8 de febrero de 2011

Emociones y Salud Mental. Una vacuna para el siglo XXI


Por que todos, todos... tenemos derecho a lo mismo... amar y ser amados.
Esta preciosa canción "Sólo Pienso en tí" (mi favorita de Víctor Manuel) basada en un hecho real y que seguramente ahora mismo se repite en miles de hogares (en forma de centros de "retención" psiquiátrica).
Menos mezclas de neurolépticos, antidepresivos, ansiolíticos (y además sin comprobar efectos sinérgicos) y más, mucho más AMOR en nuestros gestos, actitudes y comportamientos.

Salud Mental significa bienestar, prevención. Salud Mental significa Amor y afecto en la edad temprana del desarrollo. Atención y estimulación. Salud Mental significa Cuidado y Afecto brindado, mejor dicho “donado” por los padres a sus hijos. Salud Mental significa Educación e “higiene cultural”.
Esa es la vacuna universal. Si esto se cumple, demos la bienvenida a la tecnología y a los avances de la ciencia.
Que nadie se equivoque. No crean que si se abandona a un niño sin afecto, sin el cuidado de sus padres ni la estimulación a la edad temprana servirán luego las vacunas, la tecnología para rescatar a un niño saludable. Y mucho menos si además ha sido agredido por sus seres más queridos (esto debería haberlo puesto en interrogante, ¿?) o ha vivido en un entorno violento podemos esperar que en el futuro sea un adulto sano. La tecnología ayudará, como siempre mientras el ser humano se desarrolle en sociedad, con afecto y cariño de sus semejantes.
Si la vacuna del amor es aplicada, las defensas biológicas de ese niño serán las mejores. La verdadera inmunidad de un sujeto se halla en relación directa con su estado de ánimo. Sus defensas dependen de su humor. Un sujeto depresivo es más vulnerable. Y la vulnerabilidad depende de las condiciones en las que ha sido criado, del tiempo y del afecto dedicados por los padres sobre todo en esa primera edad.
Toda la dedicación y el afecto dedicados al niño antes de los dos años de edad no harán sino fortalecer su futuro. Todo el amor entregado en la primera infancia será un sello de presentación para el futuro. Toda la comprensión y el cariño mostrado en la adolescencia se transformarán en el mejor de los aprendizajes.
El siglo XXI no ha de ser el de la revolución tecnológica y a gran escala, sino el siglo del amor, la solidaridad y la fe puesta en el hombre (que antes fue niño) y en su futuro.

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