Desarrollo
Emocional en los Profesionales de las Emergencias Sanitarias
Universidad
Rey Juan Carlos, 3 de Marzo de 2016
CONFERENCIA DE CLAUSURA
Justificación
Es
necesario recordar que en los últimos años han adquirido especial
interés las investigaciones dirigidas a la evaluación de
alteraciones psicosociales y emocionales en el ámbito laboral. El
Síndrome de Burnout o de Desgaste Profesional (SDP), es el resultado
de un estado prolongado de estrés laboral que afecta a personas cuya
profesión implica una relación con los demás e interactúan
cuidando y/o solucionando problemas ajenos. Es por ello que los
profesionales de la salud constituyen un colectivo especialmente
vulnerable a este síndrome, de hecho en la mayor parte de las
investigaciones se le considera el sector más afectado por este
síndrome.
Algunos investigadores han sugerido que los trabajadores de los servicios de emergencias experimentan más problemas de salud que la población activa general y que otros profesionales del ámbito sanitario. Patologías como el síndrome de estrés post-traumático, problemas mentales, lesiones músculo-esqueléticas, enfermedades inmunológicas, infecciosas e incluso accidentes mortales han sido relatados con frecuencia en la literatura biomédica sobre salud en el trabajo en el contexto de las emergencias sanitarias. Con la opción de valorar la incidencia de esta problemática en otros profesionales, un reciente estudio de corte epidemiológico llevado a cabo en el País Vasco (Ballesteros, 2012) revela que el 89% de los Técnicos en Emergencias Sanitarias (TES) que desarrollan su trabajo en las Unidades de Soporte Vital Básico (USVB) presentan sintomatología compatible con el SDP. Sin embargo, a pesar de que los autores analizan la posible relación del síndrome con ciertas variables socio-laborales, tan sólo identifican una asociación de la patología con la antigüedad profesional, concluyendo sin lograr aislar otras causas etiológicas responsables de tan elevada prevalencia.
Lo
primero que podemos tener en cuenta a la hora de concebir las
emergencias es que no dejan de ser una situación crítica y poco
frecuente en la que se movilizan una serie de recursos de
afrontamiento..., o no. El personal de emergencias, a diferencia del
resto de la población, está acostumbrado a actuar en este tipo de
situaciones, y tiene una formación al respecto que hace que aumente
su capacidad de control y de actuación en esos momentos. Sin
embargo, esto que a priori puede entenderse como un factor de
protección para el desarrollo de lo que llamaremos crisis o daño
psicológico, es justo lo contrario. Se cifra que los profesionales
de emergencias se exponen a un daño psicológico seis veces superior
al resto de la población (Schmitz et al, 2012), además son un grupo
de riesgo para la desestabilización y el estrés por incidente
crítico pudiendo, en algunos casos, cronificarse y acabar
consolidándose en trastornos psicológicos. Por eso son tan
importantes todas las medidas que se llevan a cabo para intervenir
con estos profesionales (defusing, debriefing, relajación,
estrategias de afrontamiento, etc.), pero que en realidad se llevan a
efecto en contadas ocasiones.
Cuando
se habla de que es el estrés laboral el causante del SDP, se está
muy alejado de la realidad (Párraga 2012), dado que primero
deberíamos entender que es lo que motiva a una persona a dedicarse a
intervenir en situaciones de urgencia, emergencia o catástrofe.
Cuidar,
ayudar, asisitir a quien lo necesite..., sea como sea lo que subyace
en el fondo es el deseo de querer aliviar o al menos minimizar el
sufrimiento ajeno, entrando en juego una de las cosas más
importantes del ser humano; su capacidad para empatizar. Y es
precisamente la empatía el elemento esencial que se activa cuando un
profesional de las emergencias acaba desarrollando alguno de los
siguientes problemas:
- Burnout: experiencia de fracaso que se produce en contextos laborales estresantes donde se trabaja con personas y donde las estrategias de afrontamiento personales no dan resultado, generándose una sensación de agotamiento físico -manifestado en la disminución de la capacidad de entrega tanto a nivel profesional como personal-, despersonalización -actitud fría e impersonal, que a la larga genera un sentimiento de apatía y frustración- y falta de realización personal, caracterizada por la tendencia a evaluar de manera negativa tanto a uno mismo como al trabajo desempeñado.
- Desgaste por empatía: que se produce cuando uno no es capaz de manejar las emociones propias derivadas de trabajar con el trauma de terceros, que es al fin y al cabo el trabajo del profesional de las emergencias.
- Traumatización vicaria: resultado de la sobreimplicación empática con las víctimas, y cuyas manifestaciones más significativas son la depresión, la desesperanza y el retraimiento afectivo.
- O estrés postraumático secundario.
-
Y es que la desestabilización de los profesionales que desarrollan su trabajo en emergencias no es sino el resultado de la interacción de tres grandes factores: las propias características del individuo, las de la situación crítica y las circunstancias vitales del profesional durante la intervención. Una vez más se pone en marcha la teroria de la relatividad adaptada a la problemática emocional. De tal forma que E= m x c2, es decir los Estados emocionales (E) son causa de los momentos (m) en los que vivimos por (x) las circunstancias que nos toca vivir (c), teniendo en cuenta que las circunstancias tienen un peso superior al momento en el que estamos.Por ello, para prevenir la aparición de cualquiera de los problemas anteriormente citados es recomendable:
- Tener una adecuada formación o preparación técnica, que debe ir revisándose de forma continuada.
- Ser y sentirse parte del equipo.
- Disponer de la mayor información posible sobre la situación crítica y el entorno en el que se va a trabajar.
- Aceptar las limitaciones de la organización y sobre todo las propias limitaciones personales y profesionales.
- Darse permiso para desconectar, tomar un respiro, alimentarse, dormir, etc.
- Reconocer cuando uno no se encuentra bien, y ser capaz de pedir ayuda.
- Evitar el consumo de tóxicos como forma de hacer frente o evadirse del estrés.
Pero
finalmente será el propio individuo consigo mismo quien tenga que
poner en acción todos sus recursos y estrategias para hacer frente a
todas las demandas tanto externas como internas que se le presenten.
Podríamos sintetizar dichas estrategias en tres factores:
- Tener la capacidad para crear tu propia realidad.
- Vive tus sueños.
- Busca en tu vida el increíble mundo de las relaciones positivas.
- Esfuérzate en encontrar el equilibrio… en tu interior.
Además es evidente que los profesionales sanitarios, no somos sin los otros, no somos sin nuestro equipo y no somos sin nuestra organización sanitaria.
Los
trabajadores sanos crean empresas económicamente exitosas. Los
trabajadores también tienen una alta responsabilidad sobre su propia
salud. Los siguientes puntos contribuyen a conseguir una
mayor salud de los trabajadores:
- Trabajo y estilo de vida saludables: conciliación de la vida laboral y personal, nutrición, abandono del tabaquismo, no consumo de drogas, consumo controlado de alcohol, deporte y ejercicio.
- Vigilancia de la salud: enfocada a los riesgos para la salud.
- Consejo y apoyo: relaciones, consejo sobre trabajo y salud, intervenciones, derivación a especialistas, programas de asistencia a los trabajadores.
- Gestión del absentismo: consejo, intervención, derivación a especialistas para el tratamiento, rehabilitación.
- Conocimiento de los riesgos para la seguridad y la salud en el trabajo.
- Prácticas de trabajo seguras.
Si
todos estos aspectos, condiciones de trabajo, clima laboral y salud
de los trabajadores, se ponen en práctica, podemos crear
organizaciones saludables (trabajadores sanos en unas condiciones de
trabajo seguras y saludables).
Los
trabajadores expuestos a unas buenas condiciones de trabajo tienen la
moral más alta, lo cual tiene una influencia positiva en la calidad
y la productividad en el trabajo. Se produce entonces una caída en
los índices de acidentabilidad y la incidencia de enfermedades
profesionales y relacionadas con el trabajo.
El
estrés laboral es la variable principal en la ansiedad del personal
sanitario. Los niveles de estrés y satisfacción laboral se asocian
con la salud mental y física de los profesionales sanitarios. Si el
estrés se cronifica puede generar el Síndrome de Burnout en los
profesionales sanitarios, que afecta a un porcentaje entre el 10 y el
20% de los mismos. Se manifiesta con sintomatología
depresivo-ansiosa y, si se agrava, puede conducir a problemas
somáticos o psíquicos graves y abuso de fármacos o alcohol.
Para
prevenir el Burnout en los profesionales sanitarios es fundamental
incidir sobre las principales variables que generan ansiedad, sobre
todo, las institucionales: el estrés laboral, la insatisfacción en
la relación sanitario-paciente, la falta de formación psicológica,
la carencia de apoyo social y la escasez de tiempo. La disminución
de estas ansiedades le posibilitará al profesional abordar mejor las
que se refieren a dificultades específicas de la enfermedad y de sus
pacientes.
Es
fundamental lograr la distancia adecuada frente a aquellas demandas
tanto institucionales como de los pacientes que aumentan el estrés y
la ansiedad, y conseguir que la implicación emocional sea pertinente
con la tarea, disminuyendo la autoexigencia, la hiperresponsabilidad
y las expectativas, que tienen más relación con un proyecto ideal y
no real. De este modo, se podrán adecuar los recursos personales e
institucionales a las necesidades de los pacientes.
Es
preciso potenciar el trabajo en equipo para abordar las diferentes
problemáticas de las Unidades y para que los profesionales puedan
tomar las decisiones para una mejor atención a los pacientes. Se
hace indispensable crear un grupo de trabajo cuyo coordinador sea
responsable de este funcionamiento
en equipo, y, que a su vez, sea reconocido por la institución
sanitaria.
Implementar
técnicas grupales para que los profesionales puedan hablar de sus
relaciones tanto laborales como con los pacientes, y aprender
técnicas que disminuyan la ansiedad y los efectos del estrés
laboral. Las Técnicas Cognitivo-Conductuales, los Grupos Balint y
Operativos, las intervenciones breves..., se han demostrado de gran
utilidad en la prevención y tratamiento del Burnout. Así como el
desarrollo de Programas de Intervención Psicológica como por
ejemplo el Programa IRIS.
El
programa I.R.I.S. consiste en una Intervención psicológica
cognitivo-conductual orientada a fomentar y potenciar Recursos y
estrategias de afrontamiento para controlar el estrés, mejorar
actitudes Intrapersonales y dotar de las habilidades de relación y
Sociales necesarias para un mejor desempeño de los individuos. Este
programa surge como fruto de una revisión pormenorizada y un estudio
exhaustivo de las diferentes estrategias y programas de intervención
orientados a prevenir tanto el síndrome de burnout como las
patologías derivadas de las alteraciones emocionales presentes en
los profesionales sanitarios.
El
programa IRIS se constituye como un método de intervención
psicológica basado en varios principios:
- El control del estrés, que ha de realizarse desde: a) el conocimiento pormenorizado de los estresores; b) la detección personal de altos niveles de estrés; c) la desactivación de las respuestas negativas de estrés; y d) la puesta en marcha de las técnicas de relajación acordes para cada momento.
- El desarrollo personal, que comienza con un cambio de actitudes psicológicas, tanto de actitudes implicadas en la relación de ayuda, como en las actitudes de autoayuda y aquellas necesarias para afrontar los cambios.
- El entrenamiento en comunicación, que es básico para un óptimo contacto entre personas y para adecuar los sistemas comunicativos a cada espacio de interacción interpersonal potenciándolos en aquellas situaciones en las que se necesite una mejoría.
- El control de uno mismo o autocontrol emocional, que se hace especialmente necesario para conseguir que uno mismo sea el “actor principal” de la película de su vida, por lo que a este tipo de control es al que hay que dedicarle los mayores esfuerzos.
- Erradicar las cogniciones distorsionadas, que es clave para nuestra salud emocional. Estas cogniciones se desarrollan en forma de creencias sobre uno mismo y sobre los demás, así como en el diálogo interiorizado de todo aquello que nos sucede, sentimos y/o pensamos.
- El aprendizaje de técnicas instrumentales operativas, que derivadas del conocimiento de estrategias para solucionar problemas, administrar el tiempo, regular y afrontar conflictos, tomar decisiones y descubrir los motivadores personales, provocan una mejor adaptación al medio social y al ritmo de vida en el que se ve inmerso el individuo.
- Aprender y entrenar habilidades sociales, que estimulan la capacidad de interaccionar con otros, haciendo que esa interacción sea la más apropiada en cada una de las circunstancias.
- El apoyo social, que es básico como instrumento terapéutico, de ahí que una intervención de carácter grupal sea condición necesaria para lograr una terapia más beneficiosa.
RESPIRA-SONRÍE-ABRAZA-CREE
EN TI MISM@
Si quieres tener toda la información necesaria para incluso obtener alguna mejora de forma individualizada te recomiendo leas mis ebboks Método IRIS: Magia para tu Bienestar (2 volúmenes)
En la bibliografía indicada al final del documento puedes acceder a todos los resultados de mis investigaciones y en las siguientes tablas puedes observar un resumen de los beneficios obtenidos con la intervención realizada con el Programa IRIS.
DESARROLLO
EMOCIONAL y ORGANIZACIONAL:
Los
10 factores que pueden ayudarte a mejorar
“Un
grupo
de grandes compañías adoptó la costumbre de organizar una
competición Inter-empresarial de remo (4 remeros y 1 timonel). Los
equipos están formados por empleados de cada una de las empresas.
Pero la dirección de una de ellas advierte que su equipo, desde hace
unos años, llega siempre el último. Emoción..., vamos a
investigar: se contrata a un experto, un asesor deportivo, para ver
qué pasa. El experto lleva a cabo una investigación de varias
semanas y al final envía su conclusión: en el barco hay 4 timoneles
y un
único
remero. La dirección preocupada, pide consejo a un consultor. El
dictamen del experto se resume esencialmente en lo siguiente: ¡hay
que motivar al remero! Todo parecido con una empresa real es pura
coincidencia, naturalmente”
(Pág 52 del libro de Corinne
Maier.
“Buenos
días, pereza”)
Lo
primero y fundamental de una organización debe ser el grupo de
personas que la conforman. Es más… se hace imprescindible esa
afirmación… pero tristemente, en ocasiones, se olvidan de ella
quienes nos dirigen. Aquí es donde sobrevienen las emociones,
de quienes…, de los que se enfrentan a ese día a día lleno de
trabajo y de sufrimiento…
Quizá por
ello, y a modo de respuesta, surge este programa de desarrollo
emocional (Programa IRIS, Párraga 2006) que intenta mejorar las
capacidades y estrategias de afrontamiento en el día a día de los
profesionales que se dedican a, y se implican en, mejorar la salud de
los demás, o incluso… salvarles la vida. La actuación de
desarrollo emocional debe volcarse en los 10 grandes “apuntes” en
este campo, a saber: salud organizacional, motivación y
confianza, calidad en la gestión, toma de decisiones y solución de
problemas, resolución de conflictos, estrés laboral, comunicación
efectiva, liderazgo, percepción y cambio, misión…los valores, y
por último satisfacción laboral.
Intentaremos
definir, comprender, asimilar, actuar en base a:
- Conceptos: hace referencia a LO QUE SÉ (sobre la organización)
- Valores: Nos indica el QUÉ QUIERO HACER (es el ideal que Yo tengo con cada concepto y cada concepto genera un valor y los valores se convierten en fundamento para la organización).
- Percepciones: En este aspecto abordamos el QUÉ DEBO SABER (nos muestra si los valores se pueden cumplir o no).
- Motivación: PUEDO HACER
- Confianza: HACER PERO HACER CON OTROS, EN EQUIPO.
- Calidad: HACER y EVALUAR... COMO FIN.
- Práctica: Se analiza QUÉ PUEDO HACER (es lo que yo puedo hacer sin cometer errores).
El inicio
del Desarrollo Emocional es la credibilidad; la organización debe
apostar por una condición en la cual llegue a ser creíble en sus
procesos, en sus productos y servicios. Creíble para sus clientes
externos (usuarios-pacientes) e internos (profesionales); una
credibilidad que no se agota en la puesta en marcha y terminación de
un proceso, sino que pervive con la continuidad de la empresa, y se
acrecienta en el tiempo.
En
este proceso de aprendizaje en desarrollo organizacional y emocional
se busca:
- Saber más de uno mismo, de los otros y del entorno (el verdadero conocimiento).
- Poder hacer algo que en otros tiempos no conseguiríamos hacer (la actitud).
- Adquirir una nueva habilidad o destreza (aptitud).
- Dejar de ser la persona o individuo que uno era (el cambio).
Y esta es la base del Método IRIS para Profesionales Sanitarios que llevo impartiendo desde hace una década:
¿Quieres divertirte y
aprender a comunicarte como Balú en el Libro de la Selva?...
¿Quieres emocionarte
como cuando viste La Vida es Bella?...
¿Crees que puedes sacar
de ti mismo la fuerza, la motivación y la confianza para
sobrevivir al hundimiento del Titanic?...
¿Desearías poner un poco de magia
en tu vida y en la de los que te rodean, mejorando a ese tal Harry Potter?...
¿Dejarías de pensar en ti
mismo sin olvidarte de ti, si pudieras ayudar a Salvar al soldado
Ryan?...
¿Te gustaría ser lider, eso
si, el lider de tu vida como Simba en El Rey León?...
¿Pensaste en algún momento transformarte
en algo mejor de lo que eres como si buscases tu Avatar?...
¿Necesitas más paciencia,
amor y “azar” (buena suerte) en tu vida, personal y laboral, para parecerte
a la enfermera del Paciente Inglés?...
¿Buscas dar Sentido y
Sensibilidad a todos los aspectos de tu vida?...
Pues deja de hacerte estas
preguntas.
Podemos seguir construyendo un mundo de emociones y recursos. Te invito a
que pases unas horas conmigo e intentaré hacer como Patch Adams, eso si
en una versión diferente
Si quieres compartir este viaje
conmigo...
...te espero. (José Manuel Párraga Sánchez)
Doctor en Psicología y Profesor Universitario
DUE Unidad de Urgencias
Bibliografía
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