Pero el burnout no viaja solo; uno de sus compañeros de viaje es un tanto triste (la depresión), otros especialmente inquietos (la ansiedad y una elevada intensidad en la forma de responder ante el estrés) y que oscuro viste ese otro viajero que lo ve todo de negro (la debilidad psicológica). A estos compañeros de viaje los englobamos en un mismo término, el de “disfunciones emocionales”, ya que viajan en grupo y se encuentren relacionados, y no olvidemos que la afección subclínica de estas alteraciones también son generadoras de malestar.
Para poder manejar el burnout (y las disfunciones emocionales asociadas), es necesario “aprender de él”, de su “comportamiento”, de su “manera de distribuirse y de desarrollarse”; entonces estaremos en disposición de saber controlarlo, evitarlo, o hacerlo salir de nuestras vidas.
A través de programas de intervención psicológica, se pueden limitar los efectos negativos de esos “viajeros” que amargamente nos acompañan, e incluso podríamos ganarles la partida; el programa I.R.I.S. surgió para intentarlo, obteniendo resultados tremendamente esperanzadores.
Pero, además es posible, con el programa IRIS detectar a los trabajadores más susceptibles de padecer dicho síndrome y conocer qué tipo de características de personalidad se relacionan con una mayor incidencia de padecer disfunciones emocionales. A través de los mitos de Sísifo y Ulises queremos discernir sobre las características de personalidad implicadas en una mayor propensión a sufrir alguna disfunción emocional, para poder así prevenir e intervenir.
Sísifo y Ulises: dos personalidades, dos consecuencias
El tipo de trabajador que padece burnout lo asemejaremos con Sísifo, rey de Corinto (considerado el más astuto y taimado de los hombres). Retó a los mismos dioses aún sabiendo que la lucha era

Por otra parte, encontramos en Ulises el tipo de trabajador que dispone de los recursos de afrontamiento necesarios para afrontar los avatares o las vicisitudes profesionales diarias, de hecho, Ulises, es considerado por muchos autores, “el hombre de

En nuestro caso, será el reflejo del trabajador capacitado para desafiar a todos sus “monstruos” laborales y pasar indemne por todas las islas de las sirenas que a su paso encuentre.
Localizando a Sísifo
Los resultados obtenidos de la 1ª fase del programa IRIS nos llevaron a elaborar el perfil de aquellos trabajadores (Sísifo) más expuestos o susceptibles a padecer algún tipo de disfunción emocional y sería:
“Persona con un perfil de personalidad no dominante y no afectiva, es decir, o bien reservado e introvertido, distante y tímido, o bien frío de ánimo, no cordial, ni cálido, ni cooperativo, o bien inseguro e independiente”
Unido a:
“Sentimiento de carecer de la habilidad necesaria para desempeñar su tarea y/o estar cansado emocionalmente y/o poco realizado por el trabajo que desarrolla, con sobrecarga cuantitativa de su trabajo o bien con responsabilidad por otras personas y con interés por el desarrollo de su carrera”
Más:
“Tendencia hacia el perfeccionismo y a establecer criterios de rendimiento inflexible y excesivamente alto, o bien sentirse omnipotente o con tendencia a considerarse responsable de lo que ocurre a su alrededor y con escasa autonomía”
Formando a Ulises
En la fase de intervención de nuestro programa podemos preparar a un tipo de trabajador (Ulises) con unas características de personalidad y de comportamiento que favorezca su adaptación al medio y que prevenga o reduzca la aparición de disfunciones emocionales. Este trabajador sería:
“Una persona que valore los cambios de la vida con una actitud de desafío en lugar del sentimiento de verse amenazado, que perciba que controla el ambiente, que utilice estrategias de control ante las diversas situaciones, teniendo relaciones familiares y/o de pareja positivas, o al menos adaptadas. Por último, sería una persona alegre, animada, social y vivaz”.
Con el programa IRIS intentamos preparar Ulises y en cierta forma lo conseguimos.
Podemos detectar a “Sísifo”, prevengamos y tratemos. Podemos preparar a “Ulises”, formemos e intervengamos. Hagámoslo… Pero con un fin:
Trabajadores “sanos” = Empresas “sanas” = Pacientes/Clientes satisfechos
Articulo completo disponible en Gestión práctica de riesgos laborales: Integración y desarrollo de la gestión de la prevención, Nº. 42, 2007, pags. 32-42
Cómo intervenir en las disfunciones emocionales de los profesionales sanitarios
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