14 de mayo de 2025

Pon más palabras positivas en tu vida

 Pon más Palabras Positivas en tu dia a día

Observa qué tipo de palabras dices al día, o dile a un ser querido que observe como te expresas. Una vez realizado esto da pequeños pasos para modificar tu forma de pensar y hablar cambiando la mayor parte de esas palabras y frases negativas por positivas.

Es la clave para ser más feliz y para hacer más feliz a los demás.

Las palabras positivas generan apertura, emociones positivas y sociales, facilitan la comunicación y las relaciones personales, mientras que las palabras negativas provocan emociones adversas y provocan rechazo.



A Waldman y Newberg (parece la delantera de la selección de futbol de Noruega) se les ocurrió escribir un magnifico libro titulado “Las palabras pueden cambiar tu cerebro” y afirman que las palabras que utilizamos, tanto si las decimos en voz alta como si las pensamos tienen un impacto en nuestro cerebro, ya que, literalmente lo modifican… como el balón que entra por la escuadra del portero que modifica el resultado (GOOOOL).


Si utilizamos palabras y frases positivas como: Gracias; Puedo hacerlo; Vamooos; Te quiero; Siii; Feliz; Amor, etc., y/o participamos en conversaciones positivas, se ejercita y fortalece el lóbulo frontal (el de la resolución de problemas, de las relaciones sociales, de la afectividad…). De esta manera nuestras funciones ejecutivas como la toma de decisiones, planificar, capacidad de pensar en abstracto, control conductual y emocional…, se ven mejoradas. Además, se libera dopamina, activando el placer, los circuitos de recompensa y la sensación de calma, relajación, bienestar y alegría. Asimismo se ha comprobado que el empleo de un lenguaje positivo determina la manera de cómo nos percibimos a nosotros mismos y a las demás personas.


Sin embargo, si utilizamos palabras y frases negativas como: Qué difícil; No puedo; No quiero; Esto es una mierda; Preocupaciones; Fracaso; Insultos, etc., y/o participamos en conversaciones negativas, la actividad de la amígdala comienza a aumentar. Entonces se liberan las hormonas del estrés como el cortisol y la adrenalina, poniéndonos en alerta. Todo esto provoca una sensación de malestar, ansiedad e ira. Además los centros de razonamiento, situados en el lóbulo frontal quedan anulados parcialmente.


En otro magnifico libro “La Ciencia del lenguaje positivo” de Yoldi, Castellanos e Hidalgo, científicos  ibéricos de nacimiento, unos de los nuestros, muestran por ejemplo que quienes escuchan la palabra “Maravilloso” atienden más y recuerdan mejor la información que va a continuación.

Maravilloso sería una palabra mágica.


En el extremo de la negatividad colocan la palabra “no”, que tanto pronunciamos a diario. “Este vocablo produce en quien la escucha una alteración de la atención y modifica su capacidad de tomar decisiones”.


Ellos aseguran que las palabras tienen un gran poder en nuestro cerebro y determinan el rumbo de nuestro pensamiento, nuestra actitud ante la vida e incluso nuestra salud y longevidad, y están firmemente convencidos de que tienen magia, aunque se trata de una magia avalada por investigaciones científicas. Que digo yo “no hay magia más maravillosa”


Alia-Klein, y no es un slip de caballero sino una psiquiatra neoyorkina, estudió que un “no”, nos paraliza y pone en marcha en nuestro cerebro la amígdala, por lo que aumenta la liberación de hormonas del estrés. Una antigua maquinaria de nuestro devenir por la tierra que busca protegernos y nos activa de forma inconsciente para defendernos.


Por mi parte me gustaría que recordases que tu cerebro busca siempre gastarse lo menos posible (por eso hará lo que siempre haya hecho aunque sea algo horroroso) y para cambiar tienes que esforzarte si quieres ganarle la batalla por vivir mejor.

¡Cuida tu lenguaje, porque él cuidará de tí!


Haz la prueba. Observa con atención el impacto que causa en un compañero, amigo o ser querido decirle “has hecho un buen trabajo”, y compáralo con el que le produce a esa misma persona manifestarle en otra ocasión “no está mal este trabajo”. En el primer caso, seguramente se iluminará el rostro de tu interlocutor con una sonrisa, mientras que en el segundo el destinatario de tus palabras, probablemente, se mostrará sombrío y contrariado, aunque el contenido de su expresión haya sido el mismo. Introducir un NO, siempre resta… siempre.


“La diferencia estriba en el impacto tan diferente que ‘bien’, ‘mal’ y ‘no’ tienen en nuestra mente, en nuestro cerebro”.


“En nuestro día a día cotidiano conversamos y escribimos, y continuamente estamos eligiendo y empleando palabras, la mayoría de las veces inconscientemente, deprisa, sin darnos cuenta que tienen una energía propia, una carga emocional positiva o negativa que impacta en quienes nos escuchan y también en nosotros mismos”.


“La neurociencia cognitiva comprueba que las palabras tienen el poder de generar y modificar estados emocionales y hoy podemos observar en nuestro cerebro su impacto”


Por otro lado, las palabras neutras son aquellas que no están cargadas emocionalmente y la mayoría de ellas son descriptivas. Las palabras neutras generan información sin carga emocional aparente, y por ejemplo, “azúcar” le evoca tanto a quien la emite como a quien la recibe el conocimiento sensorial y cognoscitivo que tienen de ese objeto (se come, dulce, blanca, en grano, en terrones, para cocinar). Sin embargo, los recuerdos y experiencias asociados a “azúcar” (me gusta o no me gusta, diabetes, salud, algo que celebrar) pueden convertir, para cada persona en concreto, esa palabra neutra en una positiva o negativa.


“Si creamos el hábito de expresarnos positivamente, utilizando realmente esas palabras, incorporándolas a nuestro Ser, viviéndolas, generaremos un efecto positivo en nosotros mismos y en quienes nos rodean”.


“Ganaremos en salud, ya que está demostrada científicamente la relación entre expresión en positivo y longevidad (recordar la telomerasa); en capacidad, para enfrentarnos a las situaciones difíciles con energía; así como en creatividad y resiliencia o capacidad de adaptación”. “¡En definitiva ganaremos en capacidad para optimizar nuestro rendimiento diario, haciendo más fácil nuestro trabajo al gestionar positivamente nuestras emociones!”.


“Y como el lenguaje afecta a los demás, cuando nos habituamos a expresarnos en positivo cuidamos también su salud mejorando su bienestar; impulsamos su trabajo, si somos líderes; preparamos a nuestros hijos para tener un mejor desarrollo cognitivo y emocional en el futuro; y favorecemos las relaciones sociales en nuestro entorno, al generar un buen ambiente a su alrededor”, aseveran nuestros “ibéricos”

Exprésate bajo el signo +: Consejos prácticos:


1. Con nuestra pareja. Es muy bueno utilizar el lenguaje de la complicidad, ya que nada genera más fuerza que un “nosotros” pronunciado en el momento clave, especialmente cuando hay dificultades y problemas, separándose del “yo “ y del “tú” que tanto nos distancia. Un “necesito”, un “me gustaría” son la base junto a “qué necesitas”, “qué te gustaría” del verdadero Amor eterno. “Soy por ti”


2. Con nuestros hijos. Son recomendables las palabras de cariño, que expresen amor y afecto. El neuropsicólogo Álvaro Bilbao que trabaja con niños en el hospital Johns Hopkins (Baltimore, EEUU) reconoce que todos los problemas de comportamiento mejoran con expresiones de amor, incluso en aquellos niños con lesiones cerebrales. “Soy porque sois”


3. Con nuestros familiares. Hay que evitar decir las muy repetidas “frases Killer”, como ‘me esperaba otra cosa’; ‘lo que de verdad te conviene es’; ‘ya sabes cómo son las cosas’; ‘siempre estás con lo mismo’ o la clásica: ‘o se hace bien o no se hace’, cuyo efecto es cerrar posibilidades, desanimarnos, descentrarnos y paralizarnos. “Soy porque quisisteis que fuera”


4. Con nuestros compañeros de trabajo o estudios. Hay que ser generosos con el reconocimiento expreso de los demás, utilizando palabras de ánimo que valoren positivamente su capacidad y les den ánimo, manifestando por ejemplo ‘has hecho un gran trabajo’, en vez de dar por hecho su obligación de esforzarse. “Soy con vosotros”


5. Con nuestros amigos. Hay que atreverse a decir a los amigos la palabra “alegría”, ya que así ayudamos a contagiar bienestar y energías a las personas con las que estamos, para disfrutar con ellas del ocio y el tiempo libre y para expresar felicidad, y de la que a veces nos separa la vida actual, que nos carga de negatividad y prisas. A mis amigos la palabra mágica es… “Cerveza”. “Soy porque siempre fui con vosotros”


6. Con nuestros conocidos. El “Sí” abre puertas con las personas con quienes nos relacionamos y nos puede llevar a nuevos territorios y proyectos. Es la mejor palabra cuando conocemos a alguien para generar entornos de confianza previa desde los que poder construir una relación. “Soy porque seré contigo”


Por último una estrategia simple y sencilla que podemos incorporar desde ya:

Coloca un taco de post-it y un rotulador cerca. Por la mañana, al despertar, reflexiona unos segundos y escribe la palabra que deseas que te acompañe ese día, durante todo, todo el día. Coloca el post-it en un lugar visible (como la puerta del frigorífico, o el espejo del aseo, o en el ordenador de tu oficina, o en la pizarra de tu clase, o en la puerta de tu consulta). “Tú puedes”, “Eres maravilloso”, “Alegría”, “Sonríe”, “Siempre positivo”, “Busca el lado bueno de las cosas”…  cientos y cientos de palabras que puedes utilizar. Puedes solicitar a alguien de los tuyos que te ayude a descubrir esa palabra o frase diaria...Haz que sea posible no solo en ti, sino en los demás.


Si soy es por ti. Porque siempre me dijiste "Tú puedes". Gracias Mamá

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